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11S-2019. Un antes y un después
La reciente historia del VCF bajo la mayoría
accionarial de Peter Lim tiene un antes y un después del 11S particular sufrido
por la entidad en 2019 a raíz del duro e incomprensible (hasta la fecha) golpe
que asestó Peter Lim con la destitución del entrenador Marcelino García Toral y
la destrucción de un proyecto deportivo ganador que, junto a la posterior e
inevitable salida de Mateu Alemany, fue el inicio de una deriva deportiva y
económica que toda la ciudad preveía y que ha provocado un empequeñecimiento
progresivo del club que sume en la actualidad a la afición valencianista en un
sentimiento de impotencia, frustración permanente y decadencia.
¿Incapacidad o venganza?
Casi tres años después de aquella caprichosa decisión, una sombra perversa en forma de incógnita emerge desde el subconsciente del valencianismo al debate en los bares:
¿La devaluación de la entidad es consecuencia de la incapacidad de los
gestores actuales o es un objetivo en sí mismo de la propiedad?
Parece difícil de digerir que el único motivo para tirar a la basura un
proyecto ganador sea únicamente la envidia y ego de Anil Murthy. Esa sigue
siendo a día de hoy la gran pregunta sin respuesta que divide a la afición
entre quienes piensan que es sencillamente ineptitud y los que ven signos de
venganza en la familia Lim.
Sea como fuere, desde entonces el día a día del club está trufado de desmanes y desplantes de unos gestores que viven acomodadamente en una ciudad que los rechaza abiertamente y que no da crédito a un comportamiento dictatorial y fuera de lugar en una sociedad plural y democrática como es la valenciana.
Censura
La censura en redes sociales, en juntas de accionistas, gestos irrespetuosos hacia la afición en los terrenos de juego y transacciones incompresibles y ruinosas de jugadores, son comportamientos provocativos e inaceptables que junto a los fracasos deportivos saturan a una sociedad valenciana que ha visto cómo se han distorsionado los valores de la institución deportiva más importante, identificable e internacional de su territorio.
Con independencia de lo que ocurra con el Nou Mestalla, la fallida ATE, los "no" proyectos deportivos, etc. la realidad es el hartazgo de una afición que celebraría la destitución del presidente Anil Murthy y el traspaso del club por parte del singapurense como si de un título de la Champions league se tratase.
Mientras tanto el Valencianismo seguirá animando a su equipo en el césped y defendiendo el espíritu de un club centenario que tiene en la afición su gran activo.
Denuncia y visibilidad
La globalización nos facilita mediante el uso de las redes sociales, una herramienta muy útil para la denuncia en clave internacional de los abusos y atropellos del magnate, pero la propiedad (Meriton Holdings) mantiene silenciadas las redes del club desde hace más de un año. Una prueba más de la falta de espíritu democrático y respeto a los aficionados del máximo accionista.
Audios
Los de lo audios es inaceptable. En ellos Murthy arremete contra todos y contra todo con expresiones dignas de un mafioso siciliano. Si alguien le escuchase sin saber que quien habla es ¡el presidente del Valencia CF! pensaría que está escuchando a un matón de cualquier organización criminal.
Oposición y victoria final
Mientras tanto el pueblo sufre, madura en la amargura de la adversidad y se defiende en torno a organizaciones como LibertadVCF que trabajan, luchan y sueñan sin descanso con procesos de democratización del club aglutinando acciones y defendiendo en los juzgados el derecho y la voz del valencianismo ante el gigante singapures.
Aquel 11S sabíamos, con certeza, que se estaba perpetuando un ataque a las almas gemelas de Valencianismo sin que pudiéramos hacer nada para evitarlo. Desde entonces sufrimos juntos, conocemos mejor a nuestro enemigo, sabemos lo que no queremos, nos revelamos ante una injusta situación y luchamos para darle un futuro a nuestro Valencia. Aunque perdamos algunas batallas, esta guerra la ganaremos seguro, ya lo hemos hecho en otras ocasiones.
#LimGoHome #LimOut
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